LA MISMA EXCUSA
Por: Ernesto Cantú Murillo.
Pasear por la región citrícola es lo mismo de siempre: La gente sentada en las plazas del lugar y hasta el mismo perro negro echado en la banqueta de la casa de la esquina.
Los lugareños no cuentan con fuentes dignas de empleo, y sin embargo, se les puede ver muy despreocupados en pláticas muy amenas con sus vecinos, fumándose un cigarro o bebiéndose un caguamón.
La mayoría de las casas lucen descuidadas y se les nota que les falta más que una manita de gato. Los planteles educativos presentan serias deficiencias, como cuarteaduras en algunos salones, y los alumnos en época de clases presenciales carecen de material didáctico y hasta de material deportivo.
Las iglesias permanecen cerradas excepto cuando se celebran bodas, quinceaños, o bautizos, y por supuesto los domingos que es cuando comúnmente acuden los feligreses a practicar su religión.
Hay que decirlo, la mayoría de los habitantes de Allende, Montemorelos, Gral. Terán y Linares, son gente trabajadora. Son gente buena que en época electoral confían ciegamente en aquél candidato (a) que les promete bajarles el cielo con todo y estrellas.
Lo triste es cuando los llevan al poder con su voto y éstos no cumplen con sus promesas de campaña, como generalmente siempre suele suceder. Y es que es cierto, en campaña se los encuentran hasta en la sopa, pero es muy distinto cuando ocupan el poder porque ni con lupa los encuentran.
Pero si por casualidad se topan con su Alcalde o Alcaldesa, salen con el miso rollo: «No puedo atenderte porque tengo prisa, voy a Monterrey a buscar al Gobernador Fulanito o Menganito, a pedirle, a rogarle, que nos mande recursos para ayudarle a usted y a sus vecinos a solventar las necesidades que tienen en su colonia, nosotros cómo le hacemos, si no nos dejaron ni papel sanitario, se llevaron todo estos cabrones que se fueron».
Y eso es todo los días.